miércoles, 13 de octubre de 2010

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b) Huesos, músculos y articulaciones en relación con la locomoción.

Los movimientos de nuestro cuerpo son posibles gracias a la existencia de dos clases de órganos: huesos y músculos.

Los huesos uniéndose, articulándose, constituyen el esqueleto (fig. 21); los músculos del movimiento se fijan, se insertan, se apoyan sobre el esqueleto (fig. 22), proporcionando la fuerza necesaria para la locomoción.

Se denomina articulación a la unión de dos o más huesos próximos entre sí.

Se distinguen tres clases de articulaciones consideradas desde el punto de vista del movimiento: móviles, semi-móviles e inmóviles.

Articulaciones móviles son las que permiten movimientos amplios. Ejemplos, la del codo, rodilla, etc. En la fig. 23 están ilustradas dos articulaciones, la del hombro y Ja del codo. La del hombro permite gran libertad de movimientos; la del codo permite un movimiento como el de una bisagra, semejante al de una hoja de cortaplumas que se abre y se cierra, gracias a la acción de dos músculos denominados bíceps y tríceps. Estos músculos actúan en forma antagónica: cuando el bíceps se contrae (se acorta) ial antebrazo se levanta, relajándose el tríceps. Cuando se extiende el antebrazo, sucede lo contrario.

Las articulaciones móviles tienen una serie de elementos o estructuras que aseguran su integridad y su funcionamiento. Así, las superficies de los huesos en contacto son lisas y están cubiertas por cartílago; los huesos articulados se mantienen en posición porque están sujetos por un manguito fibroso llamado cápsula articular, y por engrosa-mientos denominados ligamentos articulares; el deslizamiento de las superficies articulares está favorecido por un líquido, semejante a la clara de huevo, llamado sinovia. Este líquido actúa como lubricante y lo produce una membrana llamada membrana sinovial.

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