miércoles, 13 de octubre de 2010

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En algunos animales, como los peces, las ranas, las culebras y lagartijas, la piel no posee estructuras- para evitar la pérdida de calor. A medida que estos animales producen calor lo van entregando al medio y reciben a su vez, calor del ambiente. Estos animales no se han independizado del ambiente y su temperatura es generalmente la del medio que los rodea. Esto también influye en su comportamiento y en su distribución geográfica. Así, la lagartija permanece adormilada [durante los días fríos, porque la temperatura ambiental no es la óptima para las funciones de su cuerpo; pero, cuando el sol .calienta su cuerpo, se muestra sumamente ágil y activa. Las lagartijas y las culebras abundan en las zonas tórridas, algo menos en las templadas y muy pocas viven en las zonas frías. O sea, viven en regiones en que abunda el alimento y no tienen que esforzarse mucho para conseguirlo.

Otros animales, como las aves, los carnívoros, los herbívoros y los omnívoros, han logrado independizarse del ambiente en cuanto se refiere a temperatura, ya que, sea cual fuere la temperatura del medio externo, ellos mantienen constante su temperatura corporal. Por supuesto que si la temperatura del ambiente baja mucho estos ani­males tienen que consumir más alimento para liberar más calor.

La piel de estos animales posee plumas o pelos, que son cuerpos de contextura muy suelta y por lo tanto muy malos conductores del calor o aisladores de él.

El plumón de un ave, constituido por las plumas de revestimiento del cuerpo, evita, con la capa de aire que retiene, la pérdida excesiva de calor. La capa de aire reteni­da en el plumón es un aislador térmico ya que el aire es un mal conductor del calor.


Los animales pilíferos, o sea, los cubiertos de pelo, se defienden de la pérdida de calor reteniendo aire en el pelaje. En un gato, por ejemplo, el 90 por ciento del volu­men ocupado por el pelaje es aire.

Algunos animales pilíferos que se han adaptado a la vida acuática, como la ballena, carecen de pelos, como acomodación al desplazamiento en el agua, para disminuir el roce. Además, la función aisladora no se cumpliría bien en el agua. En este caso, la función aisladora la cumple la gruesa capa de grasa situada debajo de la piel.

Experiencia 49.—Tome dos tarros similares y colóque-los én dos tarros más grandes de manera que uno grande contenga a uno pequeño. Los tarros grandes deben ser de igual tamaño.

Vierta igual cantidad de agua hirviendo en cada tarro pequeño. En uno de los tarros grandes coloque plúmulas de gallina; en el otro tarro grande coloque un trozo de seda. Las plúmulas y la seda deben tener volúmenes equivalentes y estar dispuestos como envolturas de los tarros pequeños.

Revuelva el agua de los tarros pequeños y tome la temperatura de ambos cada dos minutos.

Experiencia 50.—Proceda igual que en el caso anterior, pero variando las «envolturas'» de los tarros pequeños. Para uno use lana de oveja y para el otro algodón.

Experiencia 51.—Por último, siguiendo las indicaciones de los dos casos anteriores, compruebe qué sustancia es peor conductora del calor, ¿el agua o el aceite?

Cuestionario.

1) ¿Por qué los gorriones «esponjan» su plumaje en el invierno?

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