miércoles, 13 de octubre de 2010

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Fig. 97. Aparato respiratorio de una rana y de un ave.







Fig. 96. Los pulmones de un ave.



munican con los sacos aéreos. Es necesario que estos tubos estén siempre abiertos, de aquí la rigidez de estos pulmones (fig. 96).

Los sacos aéreos son muy elásticos y extensibles. La inspiración se produce por ensanchamiento de los sacos aéreos, junto con movimientos del esternón y de las costillas hacia arriba.

Durante el vuelo no hay movimientos respiratorios porque el esternón debe estar inmóvil mientra trabajan los músculos del vuelo que se-.insertan en él. Entonces, el aire


penetra en las fosas nasales y llega directamente hasta los pulmones simplemente impulsado por la presión atmosférica. La espiración se efectúa a favor de las contrac­ciones de los músculos del abdomen, para comprimir los sacos aéreos, especialmente los abdominales, que son los más desarrollados.

El aparato respiratorio de un ave, voladora, tiene que ser por esto mucho más desarrollado que el de un animal no volador, como la rana. Esta relación entre el volumen del cuerpo y el volumen que ocupan los órganos respiratorios puede apreciarse en la fig. 97.

En el elefante, en el león y en nosotros, los movimientos respiratorios se deben a la actividad del diafraé-

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