miércoles, 13 de octubre de 2010

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b) Mecanismos de vuelo en las aves y en el murciélago.

Los elementos propulsores del vuelo son las alas; los de la dirección, la cola, en parte las mismas alas y a veces también las-patas.

Durante sus movimientos, las alas lanzan el aire hacia atrás, actuando como si fueran paletas o remos. Podemos decir que el ave «rema en el aire».

Al estudiar las rémiges dijimos que están insertas en la membrana alar y que se cubren las unas a las otras y que pueden girar debido a la acción de los ligamentos que poseen en su base. Por estos ligamentos, al abatir o elevar las alas se produce un verdadero juego valvular.

Las rémiges están ordenadas de tal modo que una mitad cubre siempre a su pluma vecina. Cuando se abaten las alas, las rémiges se comprimen automáticamente entre sí, formándose una superficie compacta que lanza al. aire hacia abajo y oblicuamente hacia atrás. Así se produce la propulsión y el impulso ascendente.

Al elevar las alas, se comprime el aire hacia arriba y éste hace presión sobre la superficie del ala. Entonces, los ligamentos hacen girar las rémiges sobre su eje, se abren éstas como las piezas de una persiana veneciana, se cuela el aire a través del ala y se produce el descenso.

Este mecanismo está ilustrado en la fig. 81: la parte superior es el cierre automático de las rémiges cuando se abate el ala. Forma una superficie compacta; la parte in­ferior indica el giro de las rémiges por obra de la presión del aire comprimido.

La estabilidad del vuelo está asegurada por el hecho de que el centro de gravedad del ave está situado detrás de la inserción de las alas y porque los movimientos de la cabeza, de las patas y de la cola pueden desplazarlo hacia atrás o hacia adelante.


Fig. 81. Mecanismo valvular de las alas de las aves.

El vuelo que hemos descrito es el vuelo activo, el vuelo a remo, algunas de cuyas fases podemos apreciar en la fig. 82.

Una vez producido el efecto del" avance, algunas aves pueden practicar formas pasivas de vuelo, como el vuelo planeado y el vuelo a vela.

El vuelo planeado lo realizan las aves con las alas inmóviles y extendidas, descendiendo lentamente mientras exploran el suelo en busca de una .presa, por ejemplo. Lo practican con mucha perfección las águilas, los tiuques, etc.

El vuelo a vela también lo practican con las alas extendidas, desplazándose a considerable distancia y utilizando las corrientes horizontales y también las ascendentes de aire. Suele observarse a menudo en las gaviotas.

Algunas aves, como los picaflores, pueden realizar un vuelo vibratorio, que permite a estas avecitas permanecer en el aire sobre un punto fijo con gran facilidad: baten las alas de 20 a 50 veces por segundo (fig. 83).

Algunas aves emprenden el vuelo dejándose caer desde una parte elevada, como una rama o una piedra, y si lo hacen desde el suelo encuentran dificultades. Esto les sucede a los vencejos, los cuales, si caen a tierra no se pueden levantar porque sus patas son muy cortas y las alas muy grandes, y al batirlas tropiezan en el suelo.

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